ANALISIS DE LOS CAPITULOS DEL LIBRO PRÍNCIPE DE NICOLASMAQUIAVELO JUAN SEBASTIAN ARTUNDUAGA MENDEZ 11.2 JM FILOSOFIA WILLIAM MUÑOZ INSTITUCION EDUCATIVA MUNICIPAL NACIONAL PITALITO- HUILA 2016 acostumbrado a una familia y vasta con no alterar el orden establecido por príncipes anteriores. El gobernante se ve obligado a ofender a su pueblo. Los territorios revelados se pierden con más constancia cuando se conquistan por segunda vez. Es lógico que sea más amado y a que menos vicios excesivos le traigan el odio es razonable que le quieran con naturalidad los suyos. y con temporalizar después con los cambios que pueden producirse. sobre todo cuando están acostumbrados a vivir libres. CAPITULO III DE LOS PRINCIPADOS MIXTOS. Todos los Estados. de modo que tiene por enemigos a todos los que se ha ofendido al ocupar el estado. CAPITULO I DE LAS DISTINTAS CLASES DE PRINCIPADOS Y LA FORMA EN QUE SE ADQUIEREN. y para afianzarse en el poder. todas las fuerzas que han ejercido y ejercen soberanía sobre los hombres. creyendo mejorar. Cuando le herencia hace su efecto es probable que sigamos siendo gobernados de la misma manera por su legado. Los principados son o hereditarios o como miembros agregados al estado hereditario del príncipe que los adquiere. fueron y son repúblicas o principados. Se deben tener dos cuidados: que la . sus incertidumbres nacen de una simple dificultad que se encuentra en todos los estados nuevos. CAPITULO II DE LOS PRINCIPADOS HEREDITARIOS De esta manera podemos entender cómo se debe gobernar nuestro territorio es más fácil conservar un Estado hereditario. Estos estados que al adquirirse se agrega a uno más antiguo. impulsados a tomar armas contra él en lo cual se engañan pues luego han empeorado. y no se puede conservar como amigos a los que les han ayudado a conquistarlo porque no se pueden satisfacer las necesidades como ellos esperaban. siempre que se conserven sus costumbres y las ventajas que gozaban permanecerán tranquilos y pueden permanecer en total armonía. Las adversidades que existen en los nuevos estados como miembro agregado a un conjunto anterior. de la misma provincia y de la misma lengua es muy fácil conservados. dificultad que consiste en que los hombres cambian con gusto de gobernante. son más fieles y entrañan menos peligro. Hay tres modos de conservar un Estado que estaba acostumbrado a regirse por sus propias leyes y a vivir en libertad: Destruirlo.. los damnificados no pueden causar molestias porque son pobres y están demasiado aislados. los ministros que lo ayudarán a gobernar. a la antigüedad de su linaje. surgen dificultades y uno de los remedios que la persona que los adquiera es que fuera a vivir en ellos. A los hombres hay que conquistarlos o eliminarlos. así se ven nacer los desórdenes y se pueden reprimir con prontitud. radicarse en él dejarlo regir por sus leyes. Nada hay mejor para conservar una ciudad acostumbrada a vivir libre que hacerla gobernar por los mismos ciudadanos. costumbres y organización diferentes. SE REGÍAN POR SUS PROPIAS LEYES. Cuando se adquieren Estados en una provincia con idioma. de este modo también adquieren más respeto y con mucha dificultad suelen perderlo. CAPÍTULO V DE QUÉ MODO HAY QUE GOBERNAR EN LAS CIUDADES PRINCIPADOS QUE. Si en vez de colonias se emplean tropas. el príncipe goza de mayor autoridad porque en toda la provincia no se reconoce a otro soberano. ANTES DE SER OCUPADOS.descendencia del príncipe anterior desaparezca y que ni sus leyes ni sus atributos sean alterados. e gasto es mucho mayor. y si se obedece a otro. que le resulte imposible vengarse. deben la posición que ocupan. El único sistema seguro de dominar una . se perjudica e incomoda a todos y por lo cual. la ofensa que se le haga al hombre debe ser tal. sino a él. las colonias no cuestan. CAPUTILO IV POR QUE EL REINO DE DARIO. obligándolo a pagar tributo y establecer un gobierno compuesto por un pequeño número de personas para que se encarguen de velar por la conquista. Estos nobles tienen estados y súbditos propios. se vuelven enemigos. o por un gobernante asistido por nobles que. DESPUÉS DE SU MUERTE Un príncipe elige de entre sus siervos. OCUPADO POR ALEJANDRO. sólo se le hace por tratarse de un ministro o magistrado del príncipe. por el mantenimiento de la guardia. que los reconocen por señores y les tienen natural inclinación. Otro buen remedio es enviar a algunas colonias a alguno de los lugares que sean como llaves para aquel Estado. NO SE REVELÓ CONTRA LOS SUCESORES DE ÉSTE. Mientras que en los Estados que eran gobernados por un príncipe asistido por siervos. se mantienen pero con muchísimo trabajo. El innovador se transforma en enemigo de todos los que se benefician con las leyes antiguas.ciudad acostumbrada a vivir libre es destruirla. y no se ponen de acuerdo para elegir a uno entre ellos. se consigue la amistad tibia de los que se benefician con las leyes nuevas. si no los iguala en virtud. ni más peligroso de manejar que el introducir nuevas leyes. y por la extinción de este y su linaje queda vacante el gobierno. ni más dudoso de triunfar. por un lado los habitantes están acostumbrados a obedecer y por otro no tienen a quién. Quien se haga dueño de una ciudad así y no la aplaste. y por último tampoco se deciden a tomar armas contra el invasor. CAPÍTULO VI DE LOS PRINCIPADOS NUEVOS QUE SE ADQUIEREN CON LAS ARMAS PROPIAS Y EL TALETO PERSONAL Los hombres siguen casi siempre el camino abierto por otros y se empeñan en limitar las acciones de los demás. No hay nada más fácil de emprender. para que. Cuando las ciudades o provincias están acostumbradas a vivir bajo un príncipe. sino por sus virtudes). Las dificultades se presentan una vez instaladas.Las dificultades nacen de las nuevas leyes y costumbres que se ven obligados a implantar para fundar el Estado y proveer sus seguridad. ni saben vivir en libertad. al no poseer otros Estados. Sus rebeliones siempre serán representadas con el nombre de libertad.Los estados de nueva creación. se vea obligado a establecerse en el que ha adquirido (aquellos que no se convirtieron en gobernante por azar. El recuerdo de su antigua liberad no les concede ni un momento de reposo si los habitantes no se separan ni se dispersan. También facilita enormemente las cosas el que un príncipe. Ya que han vivido siempre como simples ciudadanos. inmediatamente recurren a cualquier contingencia. por lo menos se les adjunten . debe esperara ser aplastado por ella. . Estos gobernantes no se sostienen más que por la voluntad y la fortuna (mudables e inseguras) de quienes los elevaron y no saben ni pueden conservar aquella dignidad. El que menos ha confiado en el azar es el que siempre se ha conservado en su conquista. Todo hombre que sea prudente debe imitar a los que han sido excelsos. No es factible que conozca el arte del mando. CAPÍTULO VII DE LOS PRINCIPADOS NUEVOS QUE SE ADQUIEREN CON ARLMAS Y FORTUNA DE OTROS Los que sólo por suerte se convierten en gobernante y poco esfuerzo necesitan para llegar a serlo. son más o menos difíciles de conservar según que sea más o menos hábil e inteligente el príncipe que los adquiere. El legar a él no depende de una cierta habilidad propiciada por la fortuna. se ve siempre obligado a conserva el cuchillo en la mano. si los tiene por enemigos. una lucha por mandar y oprimir a la otra. Quien procede de otra manera. Los ciudadanos no tienen entonces más remedio que someterse y constituir un gobierno del cual alguien se hace nombrar jefe. de manera que mientras gobierne. El pueblo cuando no puede hacer fuerte a sus grandes. por timidez o por haber sido mal aconsejado. se convierte en gobernante. o bien del de los nobles. o bien del apoyo del pueblo. Por qué las defensas deben inferirse de una sola vez. Un príncipe jamás podrá dominar al pueblo cuando tenga por enemigo. En toda ciudad se encuentran dos fuerzas contrarias. sino que se hace temer por todos los vecinos. El que llega al principado con ayuda de los nobles se mantiene con más dificultad que el sí o hombre que ha legado con el apoyo del pueblo. para que durando menos. . dar rienda suelta a sus apetitos. Y del choque de las dos corrientes surge uno de estos tres efectos: principado. Es una necesidad del príncipe vivir siempre con el mismo pueblo. y mal puede contar con súbditos a quienes sus ofensas continúas y todavía recientes llenan de desconfianza. cede su autoridad a uno y lo hace príncipe para que lo defienda. para que no tenga que renovarlos día a día. con fin de que se deben saborear mejor. es que se rebelen contra él. de los nobles. EL Estado así constituido puede llamarse principado civil. Lo peor que un príncipe puede esperar de un pueblo que no o ame es el ser abandonado por él. pero no con os mismos nobles. no sólo está seguro. CAPÍTULO VIII DE LOS QUE LLEGARON AL PRINCIPADO MEDIANTE CRÍMENES Al apoderarse de un Estado todo usurpador debe considerar todos los crímenes que le es preciso cometer. concentran toda la autoridad en uno de ellos y lo hacen príncipe para poder. porque los que o rodean se sientes sus iguales. mientras que los beneficios deben procurarse poco a poco. libertad o licencia. Muertos todos los que pudiesen significar peligro para él se preocupa por reforzar su poder con nuevas leyes civiles y militares. puede crear nuevos o deshacerse de lo que tenía a su conveniencia. a su sombra. y ejecutarlos todos a la vez. que no quiere ser mandada ni oprimida. CAPÍTULO IX DEL PRINCIPADO CIVIL Un ciudadano gracias al favor de sus hermanos patriotas. Está el caso en el que se asciende al estado por un camino de perversidades y delitos y en el que se llega a ser gobernante por favor de otros ciudadanos. Los nobles cuando comprueban que no pueden resistir al pueblo. . por suerte. no puede ser atacado. se adquieren por valor. violentos entre los amigos y cobardes cuando se encuentran frente al enemigo porque no tienen disciplina y durante la paz despoja a su príncipe tanto como los . mercenarias. o por abundancia de los hombres o de dinero. mantiene a sus gobernantes en el poder sea cual fuere el modo que estos viven. Un gobernante necesita contar con la amistad del pueblo. CAPÍTULO XII DE LAS DISTINTAS CLASES DE MILICIAS Y DE LOS SOLDADOS MERCENARIOS Las formas de ataque y de defensa pueden ser necesarias un cada uno de los Estados antes mencionados. Las auxiliares y mercenarias son útiles y peligrosas. son tan vitales las cosas de este mundo que es imposible que alguien permanezca con sus ejércitos un año situando ociosamente una ciudad. ni piensan. pueden levantar un ejército respetable y presentar batalla a quien quiera que se atreva a atacarlos. auxiliares o mixtas. lo que sólo será fácil si lo toma bajo su protección. El que se convierta en príncipe por ayuda de los nobles perecerá si se empeña en conquistarlo. El ejército con las que un príncipe defiende a sus Estados son propias. Del segundo caso lo se puede aconsejar a los príncipes que fortifiquen y establezcan la ciudad en que vivan y se despreocupen por la campaña. CAPÍTULO X COMO DEBEN MEDIARSE LA FUERZAS DE TODOS LOS PRINCIPADOS Son capaces de sostenerse a sí mismos los que. pues el pueblo sólo pide no ser oprimido. Si fuese el atacado se vería obligado a retirarse sin gloria. el príncipe que descanse en mercenarios nunca estará seguro ni tranquilo. Los que no son capaces de presentar batalla al enemigo en campo abierto. Son los únicos principados seguros y felices. porque están desunidos. pues de lo contrario no tiene remedio en la adversidad. Pero a pesar de eso no les son arrebatados y los súbditos no se preocupan. Estos son los únicos que tienen Estados y no los defienden. Un gobernante que obtiene una plaza fuerte. CAPÍTULO XI DE LOS PRINCIPADOS ECLESIÁTICOS En los principados religiosos existen dificultades antes de poseerlos. y a quien el pueblo no odie.El que llegue a ser príncipe mediante el favor del pueblo debe esforzarse por conservar su afecto. ambiciosos y desleales. súbditos no os gobiernan. ni podían situarse a su soberanía. lo cual puede hacer de dos modos: con la acción y con el estudio. someten al gobernante una vez que han triunfado. muchísimo más peligroso que los mercenarios. Sucede siempre que las armas ajenas no se caen de los hombros del príncipe o le pesan. Quieren ser soldados mientras el gobernante no hace guerra. Un príncipe no debe tener más objeto ni pensamiento que se fuera del arte de la guerra y lo que a su orden y disciplina corresponde. por el contrario. . Las tropas auxiliares son aquellas que se pide a un príncipe poderoso para que os socorra y los defienda. debe. No sólo conserva en su puesto a los que han nacido príncipes . pero si gana. mientras que los mercenarios. de ejercitar y tener bien organizadas su ejército. primero. ha hecho perder el Estado a príncipes que han pensado más en las diversiones que en las armas. Todo el que no quiera vencer no tiene más que servirse de ese ejército. En ellas un tercero al que el príncipe haya hecho jefe no puede cobrar enseguida tanta autoridad como para perjudicarlo. Por ello. está por completo en las manos del azar. dedicarse constantemente a la caza con el doble objeto de acostumbrar el cuerpo a las fatigas y a conocer la naturaleza de los terrenos. Pueden ser útiles y buenas para sus amos. se hace más fácil el conocimiento de otra donde sea necesario actuar.enemigos durante la guerra. CAPÍTULO XIII DE LOS SOLDADOS AUXILARES. con lo cual la ruina es inmediata. sino que muchas veces eleva a esta dignidad a hombres de condición modesta. todo el príncipe prudente ha desechado estas tropas y se ha refugiado en las propias. MIXTOS Y PROPIOS. Sin milicias propias no está seguro. CAPÍTULO XIV DE LOS DEBERES DE UN PRÍNCIPE PARA CON LA MILICIA. solo oprimen. se aprende a conocer la región donde se vive. pero para quien las llama son casi siempre funestas pues si pierden queda derrotado. en virtud del conocimiento práctico de una comarca. y ha preferido vencer con las suyas a hacerlo con otras. porque están perfectamente unidas y obedecen ciegamente a sus jefes. Un gobernante durante tiempo de paz debe ejercerse más que en los tiempos de guerra. La acción. pues es lo único que compete a quien manda. se convierte en prisionero. la pérdida del Estado se haya siempre en el olvido de este arte. SON ALABADOS O CENSURADOS. Ya que el príncipe no puede practicar públicamente esta virtud sin que se le perjudique. Un príncipe así acostumbrado a proceder consumirá en tales obras todas sus riquezas y se verá obligado. y por otra parte. por ocupar posiciones más elevadas. perjudica. CAPÍTULO XV DE AQUELLAS COSAS POR LAS CUALES LOS HOMBRES Y ESPECIALMENTE LOS PRINCIPES. Un príncipe debe reparar poco. convendrá que no se preocupe si es tachado de tacaño porque con el tiempo será tenido siempre como más pródigo Sólo hemos visto hacer grandes cosas a los hombres considerados tacaños. Hay diferencia entre cómo se vive y como se debería vivir. si no puede. Un príncipe no debe preocuparse por que o acusen de cruel. Todos los príncipes desean ser tenidos por clementes y no por crueles. Y SI ES MEJOR SER AMADO QUE TEMIDO. y lo que parece vicio sólo acaba por traer el bienestar y la seguridad. CAPÍTULO XVII DE LA CRUELDADY LA CLEMENCIA. Lo cual comenzará a tornarlo odioso. Todos los hombres. a imponer excesivos tributos. tacañas. con pocos castigos ejemplares será más clemente . los demás siempre han fracasado. avaras Un gobernante posee las cualidades que son consideradas buenas pero como no es posible consérvalas todas. con tal de que ello le permita defenderse. deben cuidarse de emplear mal esta clemencia. y siempre cuando su crueldad tenga por objeto l mantener unidos y fieles a los súbditos. a ser riguroso en el cobro y hacer todas las cosas que hay que hacer para procurarse dinero. no debe preocuparse y mucho menos incurrir en la infamia de vicios sin os cuales difícilmente podrá salvar el Estado. CAPÍTULO XVI DE LA PRODIGALIDAD Y DE LA AVARICIA Estaría bien ser tenido por pródigo de manera que se sepa que uno es. todo príncipe que quiera mantenerse aprenda a no ser bueno y a participarlo o no de acuerdo con la necesidad. que aquel que deja lo que se hace por lo que debería hacerse marcha a su ruina en vez de beneficiarse. son juzgados por alguno de estas cualidades. si desea conservar su reputación. y en particular los príncipes. porque a veces lo que parece virtud escasa de ruina. si se le practica como se le debe practicar no será conocida y se le considerará como el vicio contrario. O SER TEMIDO QUE AMADO. es preciso ser tan cuerdo que pueda evitar la vergüenza de aquellas que le significarán la pérdidas del Estado. Trate el príncipe de huir de las cosas que no lo hagan odioso y despreciable y una vez logrado no tendrá nada que temer de los otros vicios. Hay que saber disfrazarse bien y ser más hábil en el fingir y el disimular. Debe ser cauto en el creer y el obrar. pusilánime e irresoluto de defectos de los cuales debe alejarse e ingeniarse para que en sus actos se reconozca grandeza. viven contentos. CAPÍTULO XIX DE QUE MODO DEBE EVITARSE SER DESPRECIADO Y ODIADO. . Se podrían citar innumerables ejemplos modernos de tratados de paz y promesas vueltas inútiles por la infidelidad de los príncipes. humano y religioso. fiel. pero es indispensable que aparente poseerlas. particularmente de los príncipes. así mismo serlo efectivamente. donde no hay apelación posible. Hay ocasiones que el tenerlas y practicarlas siempre es perjudicial. voluble. el amor es un vínculo de gratitud que los hombres. Hace despreciable el ser considerado frívolo. y el aparentar tenerlas es útil. CAPÍTULO XVII DE QUE MODO LOS PROMESAS Un gobernante prudente no debe observar la fe jurada cuando semejante observancia vaya en contra de sus intereses y cuando hayan desaparecido las razones que le hicieron prometer ya que los hombres son perversos. perversos rompen cada vez que pueden beneficiarse. se atiene a los resultados. procurar que sus fallos sean irrevocables y empeñarse en adquirir tal autoridad.que aquellos que. Nada sería mejor que ser las dos a la vez. ya que es difícil unirlas y siempre ha de faltar una. Está bien mostrarse piadoso. valentía. seriedad y fuerza. Es preciso que un príncipe posea todas las virtudes mencionadas. La mayoría de los hombres mientras no se vean privados de sus bienes y de su honor. Los hombres tienen más cuidado al ofender a uno que se haga amar que a uno que se haga temer. fuera necesario. pero se debe estar dispuesto irse al otro extremo si ello. recto. Un gobernante debe tener muchísimo cuidado de que no le brote nunca de los labios algo que no esté empapado de las cinco virtudes antes citadas. Surge una cuestión: si vale más ser amado que temido. por excesiva clemencia dejan manipular sus órdenes. el temor es el miedo al castigo que no se pierde nunca. Con respecto a los asuntos privados de sus súbditos. no tener miedo de sí mismo y proceder con moderación y humanidad. afeminado. Hace odioso el ser ladrón y apoderarse de los bienes y de las mujeres de los súbditos. Y en las acciones de los hombres. o temido que amado. de todo lo cual convendrá abstenerse. y aquel que es amigo tuyo te exigirá que demuestres tus sentimientos con armas. El abrazar un partido es siempre más conveniente que el permanecer neutral. más bien los armó cada vez que los encontró desarmados. HAY MUCHAS OTRAS COSAS QUE LOS PRÍNCIPES HACEN CON MUCHA FRECUENCIA SON ÚTILES O NO Hubo gobernantes que. En el interior estarán aseguradas las cosas cuando lo estén en el exterior. Los gobernantes irresolutos. a fin d que. aunque no se dejaba llegar al derramamiento de sangre. desarmaron a sus súbditos. se declarase abiertamente a favor de uno y en contra de otro. para conservar sin inquietudes el Estado. Porque si dos vecinos poderosos se declaran la guerra. ocupados en sus diferencias no se uniesen contra el enemigo común. son deudores del príncipe y se consideran más obligados a él. Aquel que no es t amigo te exigirá neutralidad. para evitar peligros presente. siguen la neutralidad y la mayoría de las veces fracasan. y que unos no se abstengan de embellecer sus posesiones por temor a ser robados. Un príncipe debe temer dos cosas: que se le subleven los súbditos y que lo ataquen potencias extranjeras. que dividieron sus territorios conquistados. CAPÍTULO XX SI LAS FORTALEZAS. Los súbditos a quienes el príncipe arma. Nunca sucedió que un príncipe nuevo desarmase a sus súbditos. y otros de abrir una tienda por miedo a los impuestos. se tendrá que temer a cualquiera de los dos que gane la guerra. Dará seguridades a los ciudadanos para que puedan dedicarse a sus profesiones.Para ser respetado. En las ciudades conquistadas. el gobernante tiene necesariamente que ser bueno y querido por los suyos. . excepción hecha de aquellos que se declararon partidarios suyos durante la conquista. De este modo las armas del pueblo se convirtieron en las del príncipe. Cuando un gobernarte adquiere un Estado nuevo que se añade al que ya poseía conviene que desarme a sus nuevos súbditos. CAPÍTULO XXI COMO DEBE COMPORTARSE UN PRINCIPE PARA SER ESTIMADO. El gobernante también debe mostrarse amante de la virtud y honrará a los que se distingan en las artes. Un gobernante nuevo al que le es más necesario adquirir fama. la fortuna le suscita enemigos y guerras en su contra para poder darle la oportunidad de que las supere y pueda elevarse a mayor altura. sin temores de ninguna índole. al que. Se estima al gobernante ser capaz de ser amigo o enemigo franco. alimentaban discordias entre ellos. que favorecieron a sus mismos enemigos. La primera opinión que se tiene del juicio de un gobernante se funda en los hombres que lo rodea si son capaces y fieles. se encontrará en primer lugar. será buena o mala según la cordura del príncipe. no podrá considerarse a un príncipe que el primer error lo cometa en esta elección. Un gobernante debe pedir un consejo siempre que él lo considere conveniente y no cuando lo consideren los demás. Para que el gobernante mantenga constante la fidelidad de un ministro. CAPÍTULO XXIV POR QUE LOS PRINCIPES DE ITALOA PERDIERON SUS ESTADOS Se observa mucho. El príncipe tendrá la gloria de haber creado un principado nuevo y haberlo mejorado. cuando no lo son. los consejos serán siempre distintos y a un príncipe que no sea sabio no le será posible conciliarlos. más celosamente a conducta de un príncipe nuevo que la de uno heredero. Unos tuvieron un pueblo por enemigo. Y si pide consejo a más de uno. Los esclavos de figuras abundan en todas las corte. DE LOS SECETARIOS DEL PRINCIPE La elección de los ministros. y el que lo tuvo por amigo no supo asegurarse de los nobles. cuando todos pueden decir la verdad. No hay otra manera de evitar la adulación que el hacer comprender a los hombres que no ofenden al decir la verdad. únicos a los que dará libertad para decirle la verdad. Los hombres se complacen tanto en sus propias acciones de tal modo que se engañan y cuando quieren defenderse. en lo que refiere a las armas una falta común a todos. se exponen al peligro de hacerse despreciables. . y fuera de ellos no escuchar a ningún otro. si los hombres la encuentran virtuosa. Debe interrogarlos sobre yodos los tópicos. CAPÍTULO XXII. faltan al respeto. se sienten más agradecidos y se apegan más a él que a uno de linaje antiguo. debe pensar en él. Si se examina el comportamiento de los gobernantes de Italia. y resulta que. así pueden confiar unos en otros. Un gobernante debe preferir un tercer modo: rodearse de los hombres de buen juicio de su Estado. CAPÍTULO XXIII COMO HUIR DE LOS ADULADORES. CAPÍTULO XXV DEL PODER DE LA FORTUNA EN LAS COSAS HUMANAS Y DE LOS MEDIOS PARA OPONÉRSELE La fortuna es la juez de la mitad de nuestras acciones. no basta para que los hombres. CAPÍTULO XVI EXHORTACIÓN A LIBERAR A ITALIA DE LOS BARBAROS Es prudente que un nuevo gobernador sub a al poder para que mantenga felices a los italianos y puedan vivir felices pero siempre respetando a su pueblo . Dos que actúan de distinta manera obtienen el mismo resultado y de otros dos que actúan d igual manera uno alcanza su objetivo y el otro no. tomen sus precauciones con diques y reparos. Es feliz el que se concilie con su manera de obrar con liándole de las circunstancias. con ímpetu. Y aunque esto sea inevitable. pero nos deja gobernar la otra mitad. Los hombres para lograr el fin que se proponen proceden de manera distinta: con cautela. Un gobernante que hoy vive en la prosperidad y mañana en la desgracia se debe a que confía ciegamente en la fortuna. por violencia o por astucia.
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