Althusser, Aparatos ideológicos del Estado. Resumen

March 30, 2018 | Author: Anto Luc | Category: Ideologies, Louis Althusser, Marxism, State (Polity), Existence


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E.P.S.S III “A” 1 Introducción. Decidimos tomar el texto de Althusser para poder visualizar la comparación que realiza entre la mirada de Marx respecto de la sociedad organizada desde la dupla de la estructura y la superestructura y los conceptos que el autor va a ir agregando a lo largo de este escrito y a su vez introduciendo algunas modificaciones desde su concepción de ideología y de los aparatos ideológicos de Estado. Desarrollo. En su planteo Althusser comienza tomando la posición de Marx respecto de que una formación social tiene como función la reproducción de las condiciones de producción. Hay que decir que el proceso de producción emplea las fuerzas productivas existentes en y bajo relaciones de producción definidas. Lo que reproduce toda formación social, para poder existir son: las fuerzas productivas y las relaciones de producción existentes. Esta reproducción de las condiciones materiales de la producción no puede ser pensada a nivel de la empresa, pues no es allí donde se da en sus condiciones reales; lo que sucede en ese nivel es un efecto que sólo da la idea de la necesidad de la reproducción, pero que no permite pensar las condiciones y los mecanismos de la misma. El autor realiza luego una distinción entre las fuerzas productivas, es decir, fuerza de trabajo y los medios de producción. La reproducción de la primera, a diferencia de la segunda, se realiza por fuera de la empresa. ¿Cómo se asegura la reproducción de la fuerza de trabajo? Dándole a ésta el medio material para que se reproduzca: el salario, que representa el monto necesario para reconstruir el gasto que se produce en la fuerza de trabajo del asalariado (para cubrir sus necesidades básicas, que le permitan presentarse todas las mañanas a la entrada de la empresa), y a su vez, indispensable para criar y educar a los niños que en el proletario se reproduce como fuerza de trabajo. No basta con asegurar las condiciones materiales para la reproducción para esta fuerza de trabajo, sino que ésta debe ser a su vez calificada y competente, de acuerdo a las exigencias de la división social-técnica del trabajo. La reproducción de la calificación de la fuerza de trabajo debe darse fuera de la producción, no ya en el lugar de trabajo, sino por medio del sistema educativo capitalista y de otras instancias e instituciones. ¿Qué se aprende en las escuelas? Se aprenden habilidades, un saber hacer. Pero al mismo tiempo, se aprenden las “reglas” del buen uso, es decir, reglas de moral y de conciencia cívica y profesional, que significan en realidad reglas del respeto a la división social-técnica del trabajo, y en definitiva, reglas del orden establecido por la dominación de clase, enseñan una sumisión a la ideología dominante, agentes de la explotación y la represión, que aseguran su predominio como clase. En resumen, la escuela, como así también otras instituciones del Estado como la Iglesia y otros aparatos como el Ejército, enseñan las habilidades bajo formas que aseguren el sometimiento a la ideología dominante. La reproducción de la calificación de la fuerza de trabajo se asegura en y bajo las formas de sometimiento ideológico, que presenta una nueva realidad: la ideología. Althusser toma el planteo que realizó Marx al estudiar la sociedad, como constituida por dos “niveles” o “instancias” articuladas por una determinación específica: la infraestructura o base económica, “unidad” de fuerzas productivas y relaciones de producción, y la superestructura, que comprende dos niveles: la jurídico-política (el derecho y el Estado) y la ideológica (las distintas ideologías, religiosa, moral, jurídica, política, etc.). La edificación de la E.P.S.S III “A” 2 superestructura sobre la infraestructura tiene por objeto representar ante todo la determinación en última instancia por medio de la base económica. El autor busca una explicación desde el punto de vista de la reproducción, a diferencia de Marx, que plantea el estudio desde la autonomía relativa de la superestructura y reacción de la superestructura sobre la base. Para ello, analiza el Derecho, el Estado y la Ideología desde ese punto de vista. El Estado: Es concebido desde el marxismo explícitamente como un aparato represivo, como una “máquina” de represión que permite a las clases dominantes “burguesas” “terratenientes” en el siglo XIX, asegurar su dominación sobre la clase obrera para someterla al proceso de extorsión de la plusvalía, explotación capitalista, esto es denominado el aparato de Estado. Éste incluye no sólo a la policía, los tribunales y las prisiones, sino también al ejército, y por encima de este conjunto, al Jefe de Estado, al Gobierno y la administración. Lo que agrega la teoría marxista es que lo que se encuentra en pugna es el poder de Estado, mientras que el aparato de Estado como tal permanece sin ser afectado o modificado, es decir, puede seguir en pie bajo acontecimientos políticos que afecten a la posesión del poder de Estado. Para hacer progresar la teoría del Estado es indispensable tener en cuenta no sólo la distinción entre poder de Estado y aparato de Estado, sino también otra realidad que se manifiesta junto al aparato (represivo) de Estado, pero que no se confunde con él: los aparatos ideológicos de Estado (AIE). Éstos se presentan como instituciones distintas y especializadas, dentro de las cuales se encuentran los AIE: religiosos; escolares; familiares; jurídicos; políticos, sindicales; de información y culturales. ¿En qué se diferencian el aparato represivo de Estado de estos AIE? En que mientras el aparato represivo de Estado (unificado) pertenece enteramente al dominio público, la mayor parte de los AIE (en su aparente dispersión, aunque en la realidad funcionan masivamente unificados bajo la ideología dominante de la clase dominante) provienen en cambio del dominio privado. Son privadas las Iglesias, los partidos, los sindicatos, las familias, algunas escuelas, la mayoría de los diarios, las instituciones culturales. Pero existe una diferencia esencial: el aparato represivo de Estado funciona mediante la violencia, en tanto que los AIE funcionan mediante la ideología, aunque no se presentan nunca en estado puro. Ninguna clase puede tener en sus manos el poder de Estado en forma duradera sin ejercer al mismo tiempo su hegemonía sobre y en los AIE. Tanto los AIE, como el aparato represivo de Estado, sirven ambos a la reproducción de las relaciones de producción, es decir, relaciones de explotación. En su tesis, Althusser afirma, que el AIE dominante en las formaciones capitalistas es el aparato ideológico escolar-familiar (como reemplazo del antiguo AIE dominante Iglesia- familia). Althusser toma los desarrollos de Marx en La Ideología Alemana. Respecto a ello puntualiza: La ideología no es nada en tanto que es puro sueño (fabricado no se sabe por qué potencia, a menos que lo sea por la alienación de la división del trabajo); Tampoco tiene historia propia, puesto que no es más que el pálido reflejo vacio e invertido, de la historia real, la de los individuos concretos, que se encuentra por fuera, más allá de la ideología misma. A partir de este desarrollo marxista, el autor contrapone su tesis de que por una parte las ideologías tienen una historia propia (aunque esté determinada en ultima instancia por la E.P.S.S III “A” 3 luche de clases) y por otra al mismo tiempo la ideología en general no tiene historia pero en un sentido absolutamente positivo. “La ideología es una “representación” de la relación imaginaria de los individuos con sus condiciones reales de existencia”. Respecto a esta tesis Althusser formula que no son sus condiciones reales de existencia, su mundo real, lo que lo hombres se representan, sino que lo representado es ante todo la relación imaginaria que existe entre ellos y esas condiciones. “La ideología tiene una existencia material” Esta existencia material está dada por los AIE. Sobre esta segunda tesis se analiza la qué pasa en los individuos que viven en la ideología, o sea con una representación determinada del mundo, cuya deformación imaginaria depende de su relación imaginaria con sus condiciones de existencia, es decir con las relaciones de producción y de clase. Esta relación está dotada de existencia material. El individuo se conduce de tal o cual manera, adopta tal o cual comportamiento practico, y además participa de ciertas prácticas reguladas, que son las del aparato ideológico del cual “dependen” las ideas que él ha elegido libremente con toda conciencia, en su calidad de sujeto. Sostiene que no hay practicas sino por debajo de una ideología y que no hay ideología sino por y para los sujetos. Llega así a la tesis central: la Ideología interpela a los individuos como sujetos. Que exista por y para los sujetos implica que sólo existe ideología para los sujetos concretos, y esta destinación es posible solamente por el sujeto, es decir, por la categoría de sujeto y su funcionamiento. Éste categoría de sujeto es constitutiva de toda Ideología, sólo en tanto toda Ideología tiene por función (que la define) la constitución de los individuos concretos en sujetos. La ideología interpela a los individuos como sujetos. Dado que es eterna, la ideología “ha siempre-ya interpelado” a los individuos como sujetos. En consecuencia los individuos son siempre-ya sujetos. En su intento de ejemplificar la interpelación de los sujetos por parte de una ideología, el autor toma la religiosa, y contrapone dos sujetos. Una multitud de sujetos cuya existencia depende absolutamente de que exista Otro Sujeto, Único, Absoluto, a saber, Dios, en nombre del cual se interpela a todos los individuos como sujetos. Así se observa que la estructura de toda ideología es doblemente especular, ya que se produce un reconocimiento mutuo entre los sujetos y el Sujeto, y entre los sujetos mismos, y finalmente el reconocimiento del sujeto por él mismo. A su vez, esta estructura especular da la garantía absoluta de que todo está bien como está, y de que todo irá bien, a condición de que los sujetos reconozcan lo que son y se conduzcan en consecuencia. El individuo es interpelado como sujeto (libre) para que se someta libremente a las órdenes del Sujeto, por lo tanto para que acepte (libremente) su sujeción, por lo tanto para que “cumpla solo los gestos” y actos de su sujeción. No hay sujeto sino por y para su sujeción. Por eso “marchan solos”. ¿Qué implica ese mecanismo de reconocimiento especular? La realidad de ese mecanismo, que es necesariamente desconocida en las formas mismas de reconocimiento (Ideología=reconocimiento/desconocimiento) es en última instancia la reproducción de las relaciones de producción y las relaciones que de ella dependen. E.P.S.S III “A” 4 Conclusión: En consonancia con lo visto en clase, pudimos realizar una aproximación de las tesis sostenidas en este escrito a los desarrollos de autores como Lapassade o Lourau, en tanto que en ambos casos lo que se intenta es tratar de develar algo que se encuentra oculto a la simple observación. La clase dominante, a través de la ideología, deformadora y distorsionadora de la realidad intenta ocultar las relaciones de producción que subyacen como medio para mantener la explotación de la clase proletaria. Y en sus desarrollos teóricos aquellos filósofos institucionales nos plantean que es a través de las instituciones como se busca naturalizar los procesos históricos, mostrarlos de una forma necesaria e inmodificable, invisibilizando los procesos que los llevaron a constituirse en lo que son en la actualidad. Lo instituido adquiere así un carácter establecido y el sólo intento de modificarlo plantea serias dificultades. Debe irrumpir lo instituyente, a través de revoluciones y de una mirada crítica acerca de los institucionalizado, pero eso desde ya es un proceso muy largo y complejo. En ciertas situaciones, donde es sumamente necesaria esa revisión crítica acerca de cómo funcionamos en la sociedad, o a razón de qué intereses (¿propios?) nos movemos o actuamos como lo hacemos, existen muchos factores que obturan este tipo de mirada crítica. El más sobresaliente es el papel que juegan en la actualidad los medios masivos de comunicación. En primer lugar no podemos desconocer que actualmente no son sólo los dueños de los medios de comunicación sino que además son poseedores de importantes medios de producción. Esto tiene consecuencias terribles en tanto se concentra en unas pocas figuras, tomando los conceptos de Bourdieu, un elevado nivel de capital económico, y a su vez un amplio capital simbólico. No es difícil así darse cuenta de que estos medios no se pronunciaran sólo como comunicadores sino además como formadores de opinión que hablarán desde la conveniencia de sus intereses particulares. Si como sujetos no realizamos una actividad crítica no podremos ver esas líneas instituídas que intentan interpelarnos de acuerdo a sus intereses. Lo que debemos hacer es buscar aquellos intersticios que van a actuar como fisuras instituyentes para lograr introducir un cambio y un nuevo orden a eso instituido.
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