Ahistoricidad y Minerización del Territorio: El Caso de Copiapó y su Valle Autor: Francisco Astudillo Pizarro Fuente: Boletín IV Encuentro de HistoriaLocal Pueblo Hundido Frontera Norte de Chile en el siglo XIX (2012) 4(4):7-14 Departamento de Cultura Diego de Almagro/DIBAM 7 Ahistoricidad y Minerización Del Territorio: El Caso de Copiapó y el Valle.1 Por: Francisco Astudillo Pizarro Sociólogo Atacama59 RESUMEN El texto propone una relectura en relación al proceso de construcción de una hegemonía minera en la región, en particular en el valle de Copiapó y su ciudad (SS XIX y XX) en clave teórica, desde la crítica cultural . El proceso es analizado en función de la noción de “Permanente Transitoriedad”, introducida como herramienta crítica. Palabras Clave: Copiapó, Minería, crítica cultural de la historia, Permanente Transitoriedad. RESUME The text´s aims is to support a new lecture for the process of setting up a minning hegemony in the region, particularly in the valley of Copiapó and their city (SS XIX-XX). The process is analyzed using the permanent transience theoretical notion, introduced as a critical tool. Key Words: Copiapó, Mining, history´s cultural critique, permanent tranciance. 1 Conferencia presentada en el IV encuentro de historia local en Diego de Almagro, agosto de 2011. Publicada en el Boletín 2012. Boletín IV Encuentro de Historia Local Pueblo Hundido Frontera Norte de Chile en el siglo XIX La minería es desde generaciones la principal actividad económica de nuestros territorios del norte. Crítica relacionada a las ideas de la historia en discontinuidades anteriormente expuesta en otro Boletín IV Encuentro de Historia Local Pueblo Hundido Frontera Norte de Chile en el siglo XIX . es decir consideramos la cultura como un texto y también la historia. en el sentido de relacionar todo el proceso de crecimiento y absorción del territorio por parte de la minería como proceso histórico y económico con implicancias culturales y crítica en el sentido que tiene la disciplina intelectual que ejercemos en este trabajo como lo es la crítica cultural de la historia. Francisco Astudillo Pizarro. crítica en dos sentidos. Ese es en última instancia el objetivo intelectual de nuestro trabajo. su rol ha sido y en gran medida aún es protagónico en todo el devenir de nuestra historia. Atacama59 El siguiente artículo busca plantear una discusión en clave de crítica cultural sobre la historia económica local en el Valle de Copiapó. El trabajo forma parte de una serie derivada de la reflexión original sobre los que hemos llamado “ahistoricidad”. proceso que hemos llamado la “minerización” del territorio. sin embargo creemos que la otra cara de la moneda en la hegemonía minera en nuestras zonas la podemos observar en las múltiples consecuencias que la vida minera de la zona minera tuvo en la re-identificación del yo colectivo en nuestros territorios. proceso que ayudo a reafirmar lo que por nuestra parte hemos identificado como “condiciones para la generación de cultura” que ayudan a la condición de “ahistoricidad”. En ese sentido nuestra aproximación hacia la importancia de la minería en nuestros territorios tendrá una marcada dirección crítica. Nuestra región en general y el valle de Copiapó en particular han sido protagonistas de un proceso de especialización económica desde hace algunos. Su forma de expresión narrativa es la impresionista (White 2011) puesto no pretendemos seguir una linealidad ni cuadrarnos a teleología alguna sino organizarnos en torno a una tesis reiterativa. Se ha hablado de la identidad minera del norte y simultáneamente de la minería como uno de los principales elementos “identitarios” de nuestras tierras. La importancia de la minería en nuestra economía y nuestra historia regional y local es incuestionable. el criticar las consecuencias del proceso histórico mediante el cual la minería nos absorbe (a nuestros territorios regionaleslocales) como actividad económica. Nuestra perspectiva de la vida cultural es literalmente el de la lectura. las tierras de lo que actualmente es la región de Atacama y con especial énfasis en la zona del valle de Copiapó y de la ciudad de Copiapó.8 Ahistoricidad y Minerización Del Territorio: El Caso de Copiapó y el Valle. siglos particularmente en lel área minera. Es el siguiente por tanto un texto sobre otro texto. nuestra postura es textualista. En ese sentido buscamos incorporar discusiones y reflexiones desde la subjetividad que creemos subyace a los procesos antes mencionados. sino que prácticamente pusieron a nuestra ciudad en el mapa. especialmente tras el descubrimiento del mineral de agua amarga2 que marca un largo trance de especialización económica y cultural en nuestras tierras. Hemos reflexionado ya sobre la identidad económica de las zonas que comprenden actualmente la región de Atacama. la minería es clave en ese sentido. el cobre y muy particularmente la plata le dieron a nuestras tierras una nueva identidad productiva y no solo eso. hasta que se inicie un proceso de consolidación de la minerización del territorio. en última instancia nuestro interés está más en comprender el por qué de nuestra cultura en el ahora que en el pasado. Copiapó y Diaguita hasta actividades de extracción con herramientas metálicas durante la colonia y llegando a momentos de fiebre minera debido a los descubrimientos de muchas vetas de mineral en distintos puntos de la zona. al respecto. desde la época precolombina con las actividades de extracción superficial de los pueblos Inca. en un largo camino de transformaciones. La vida de los valles implico la adopción de prácticas agrícolas tanto de subsistencia como de 2 Aunque por cierto desde muy temprano la minería ha estado presente en nuestros territorios incluyendo épocas pre colombinas sin embargo el tratamiento minero precolombino tenía configuraciones distintas que aunque muy interesantes exceden las fronteras de interés de éste comentario. Entrando en materia de teorizaciones y poniéndonos intelectivamente en otro aspecto. bien sabemos que nuestra geografía (actual región de Atacama y sus territorios) tuvo para las elites centrales en los siglos iniciales de nuestra historia un interés más bien fronterizo que productivo. Luego incorporamos la crítica cultural y retomamos las ideas sobre las discontinuidades en la historia y la ahistoricidad como concepto teórico. pasamos de ser un borde al filo de los inhóspito a un foco de interés económico. las inversiones mineras ayudaron a cambiar en parte la mirada y la función que estas tierras tenían para la capital nacional.9 trabajos anteriores y que forma del conjunto teórico que acompaña nuestro planteamiento acerca de la ahistoricidad. Iniciaremos este trabajo revisando algunos hitos del proceso de crecimiento de la industria minera en nuestros territorios con algunos comentarios acerca del peso económico que adquiría en el devenir histórico de la historia regional. la comprensión y reflexión teórica de nuestros procesos históricos (en éste caso el proceso de minerización de los territorios del norte) tienen el interés de entregarnos vías de comprensión de la cultura actual en los territorios minerizados del norte y en particular en el caso de nuestro valle de Copiapó. la vida y la consolidación de las localidades se concentró en nuestros valles y en algunos puntos de nuestra costa con otras formas de producción. hechos como los descritos son indispensables para comprender fenómenos como la creación de la provincia de Atacama en 1847. La plata en el siglo XIX y el cobre y otros minerales durante el siglo XX y hasta la actualidad han hecho de la minería la principal actividad y es un fenómeno vigente. este es en el territorial. el azufre. pensando en nuestro interés por comprender las condiciones las en las que se genera cultura en nuestros territorios. Boletín IV Encuentro de Historia Local Pueblo Hundido Frontera Norte de Chile en el siglo XIX . Minerales como el oro. Hasta antes de que ese proceso se iniciara. incluso desde antes del proceso que denominamos “minerización” ya se habían desarrollado actividades de extracción minera en nuestros territorios. De esta forma el “mundo cultural” generado tras el proceso de consolidación territorial como zona minera posee ciertas particularidades. lo que no significó sino una convivencia de dos principales formas de vida productiva. aun cuando el sustrato del territorio subyace en la doble ruptura retomaremos más adelante esta paradoja. nuestra tesis es que no necesariamente siempre la generación de tradición genera continuidades y este es el caso dominante de la cultura minera en nuestras zonas. Si bien es cierto el ser humano-como alguna vez citáramos a Mariategui y Haya de la Torregenera tradición en función de las posibilidades de entorno-refiriéndonos a las actividades económicas-ecológico. significando una primera especialización económica de nuestro territorio. configurándose la ciudad de Copiapó como un asentamiento de articulación civil y económica de la actividad minera viviendo procesos de altos y bajos a través del tiempo. es decir se genera continuidades en discontinuad o ruptura.10 orientación productiva en nuestros valles. en la que esta adquiere una condición de cruce del espacio en la subjetividad temporal. Esto debido a que el gran auge minero y de carácter progresivo en nuestra región en la que el mineral de Chañarcillo y el auge de la plata representan su punto más alto. Hemos de contemplar la constitución de una nueva hegemonía minera. (Sayago 1973) que supusieron una enorme fuente de oportunidades laborales en minería en el siglo XIX. El desarrollo de la economía agrícola supone una relación particular con la tierra en la que opera el arraigo a la tierra y la comprensión de los ciclos de vida en cuanto al tratamiento productivo en la lógica renovable de los recursos. la minera y la agrícola (en los valles) además por cierto de otras formas económicas y culturales de orden secundario. la que viene a consolidarse y a redefinir a nuestros territorios como mineros. la que marcaría a modo de hito de dirección el devenir el futuro copiapino. Estas lógicas en tanto formas de vida suponen una proyección de vida y una relación de pertenencia a un “territorio agrícola” y el desarrollo de una cultura en que tiene un mayor peso el factor temporalidad. lo que fue seguido por el auge minero del cobre a partir de 1875 (Ortega 2009) lo que desató una situación comparable en parte a la fiebre de oro californiana. fenómeno que significa la introducción de nuevas formas de caracterología en función de la interrelación ser humano y entorno en la dialéctica cultura naturaleza derivadas de una serie de factores de distinto orden. Con el devenir del proceso histórico. Simultáneamente y a modo de contraste hemos podido observar el valle del Huasco vivió un proceso distinto. La fundación de campamentos y localidades mineras en el desierto introduce de lleno en nuestra región una nueva forma de organización económica y cultural. En este sentido se desarrolla una lógica de particular en lo cultural. la minería. los que intervienen en la configuración de subjetividad de la vida agrícola. Entra en nuestro escenario epistémico un fenómeno que denominaremos la minerización del territorio. fenómeno que podemos ver en la relevancia de la temporalidad en los ciclos de fertilidad de la tierra en los cultivos y cosechas. una lógica en la que existe una forma específica de relación con la tierra. en el sentido de traducirse en la llegada constante y la alta rotación de población flotante en la región. social y económico el peso de la economía agrícola de subsistencia fue perdiendo peso en el valle de Copiapó. estableciéndose una singularidad cultural respecto del Boletín IV Encuentro de Historia Local Pueblo Hundido Frontera Norte de Chile en el siglo XIX . una especialización hacia formas de producción agrícolas con consecuentes configuraciones culturales diferenciadas. No obstante a nuestro criterio existe un fenómeno que nos resulta más importante. Al respecto y volviendo a nuestra reflexión histórica podemos interpretar la consolidación de una economía minera en la zona como un proceso acompañado por un importante repertorio de prácticas cotidianas. no obstante hemos de destacar que nuestra conceptualización más que un fin en si mismo o que un destino nos ha servido de medio para llegar a una idea de mayor importancia en nuestra crítica. una disrupción en la temporalidad y su vivencialidad en el espacio. Ese des anclaje es lo que hemos tipificado como la ahistoricidad. Particularmente en el caso de las configuraciones culturales mineras. se quedan sin haberse proyectado y sin haberse conectado simbólicamente al lugar de esta forma su llegada y su establecimiento se produce en una suerte de “permanente transitoriedad”3 (una derivación más compleja del presentismo =aquí y ahora) lo que dificulta cualquier idea de proyección simbólica. redundando en un marco pasajero en las cotidianidades derivadas de las hegemonías mineras. Tenemos que considerar además que las motivaciones de estos nuevos habitantes eran principalmente económicas (vinculación humano-tierra de carácter instrumental) y como sucede muy a menudo en minería (hasta nuestros días). Respecto del aumento de la población por factores laborales y mineros supuso la llegada de crecientes cantidades de nuevos habitantes para nuestros territorios. la “permanente transitoriedad” supone un concepto que emerge rector en nuestro marco teórico. esto último caracterizado como población flotante. que es que estas nuevas poblaciones operarían una dinámica de en la que se dificulta la conexión simbólica a nuestras tierras. estos se trasladan por nuevas oportunidades económicas muchas veces manteniendo a sus familias en otras latitudes. se quedaron y esto es muy relevante. El término con el que nos encontramos acá. lo primero nos remite a un 3 Éste podría decirse que es el constructo clave en ésta reflexión y que ya hemos avanzado en otras entregas y que ya expusimos el año 2010 el III Congreso de Historia Local de Diego de Almagro: Boletín IV Encuentro de Historia Local Pueblo Hundido Frontera Norte de Chile en el siglo XIX . las que traían una diversidad de vertientes culturales como parte de su propio acervo cultural desde sus lugares de origen. la permanente transitoriedad. derivadas del auge minero en nuestra región es necesario poner atención en varios factores presentes en dicho fenómeno. esto incluso cuando muchos de ellos se quedaban. la transitoriedad ha sido permanente e incluso se ha extendido en el tiempo sin dejar de ser subjetividades permanentes. por una parte el aumento de la población derivada de la inmigración laboral-minera y la rotación de esta nueva población.11 valle de Copiapó en el curso de la historia. es decir es que en los casos de nuestras nuevas poblaciones. derivando en el aumento de la población en nuestras zonas. Aparentemente nos conecta a lo paradójico puesto combina dos opuesto en la medida de que nos da cuenta de una situación permanente y simultáneamente transitoria. enviando el excedente de su sueldo como remesas a sus localidades por tanto no venían ni se instalan con proyección de vida. formas de hacer institucionalizadas. Lo anterior tiene como resultado que es la consolidación de una cultura o más específicamente se configura una matriz de formas culturales des ancladas. las llamadas “flotantes”. en relación al tiempo creemos necesario hacer una distinción entre tiempo y temporalidad. Lo anterior nos habla sutilmente de la importancia del tiempo. concepto que no puede entenderse sin el des anclaje anteriormente referido. la atemporalidad en el flujo de conformación de realidad cotidiana. en esa lógica los sujetos se integran a una estructura laboral que implicaba el saberse en “tránsito” en las “faenas mineras”. la redefinición de nuestros Boletín IV Encuentro de Historia Local Pueblo Hundido Frontera Norte de Chile en el siglo XIX . que ganaría relevancia y constituiría hegemonía en la zona debe suponer atender a las particularidades y especificidades prácticas. Estas nuevas dotaciones demográficas en la zona y que irían consolidando ya durante la primera mitad del siglo XIX una dinámica de temprano crecimiento urbano vienen marcados por la flotabilidad debido a los fenómenos comentados en los párrafos anteriores. propias de las formas contractuales. Estas características dan cuenta de una hegemonización de una cultura con cierta tendencia a la ruptura temporal. que la minería introdujera. a saber las especificidades de las relaciones sociales de producción si se nos permite la terminología de raíz marxista. negándolo como categoría naturalizándolo en tanto fenómeno e ignorando casi completamente la problemática de la temporalidad. es decir nuestra temporalidad. Ardenghi 2011). Lo anterior nos conecta con una firma de temporalidad en particular lo que en términos de lo simbólico. esta no puede ser pensada en abstracto. Esto nos habla de una discontinuidad entre cultura y territorio. imaginar y apropiar el tiempo. las que por cierto dificulta e incluso imposibilita la proyección en el territorio y el consecuente arraigo. concretas del trabajo en tanto actividad humana. La atención a las formas de vivir y pensar el tiempo es una herencia importante de la antropología social británica de corte estructural (Evans-Pritchard 1940) y ha sido recogida ampliamente en antropología contemporánea y en crítica cultural sin embargo poco es lo que la historia ha pensado el tiempo. lo que además de la rotación ha institucionalizado formas particulares de relación caracterizadas por una inestabilidad y una incierta probabilidad de proyección en el futuro. derivada de las posibilidades laborales. En ese sentido influye importantemente la inestabilidad e incertidumbre laboral. La permanente transitoriedad nos ayuda a pensar nuestra particular forma de temporalidad. La vida útil de los yacimientos al tratarse de recursos no renovables también influiría en la rotación y en las dificultades de proyección afectando el asentamiento temporal de la subjetividad colectiva. En relación a lo último mencionado la minería ha generado desde los expectantes días de las consecuencias de Chañarcillo una alta rotación demográfica. fenómeno que a nuestro criterio constituye una importante subyacencia histórica. es decir que con temporalidad hablamos de un fenómeno cultural (Iparraguirre. del arraigo territorial supone una forma discontinua. rupturada. En relación a lo anterior creemos que la estructuración económica minera. Respecto de esa especial relación local entre nuestras formas culturales y el tiempo.12 fenómeno físico de nuestra realidad y lo segundo a una forma cultural de vivir. es éste el primer encuentro de nuestros asentamientos locales con lo que posteriormente conoceríamos como población flotante. Por otra parte y en una misma dirección las relaciones de propiedad entre los mineros dependientes y las minas ayuda a comprender una forma específica de relación cultural ante el territorio. una especie de eterno retorno que nos permite romper con el imaginario evolucionista. una regularidad subyacente en nuestra cultura Copiapina. 4 Aunque somos filosóficamente críticos de la noción popular de identidad en filosofía y ciencias sociales. es decir y volviendo a la metáfora utilizada si vemos el cuaderno a través de la historia ¿Qué tenemos? ¿Tenemos texto? La respuesta es si. La nuestra es una ciudad que se sobreescribe a si misma. Como vemos ciertos rasgos culturales derivados de la estructura productiva minera y de ciertos factores derivados del auge minero en nuestras localidades nortinas dan cuenta de la presencia de elementos que facilitan los procesos de desvinculación subjetiva en el doble eje espaciotiempo pragmatizada en el territorio y la temporalidad. la rotación de población y por cierto las motivaciones de ocupación del territorio se articulan de forma variable. en que dimensiones como la ausencia y la distancia se revelan como vías de reflexión en contraposición a las esferas clásicas de la presencia. Además dichas distintas configuraciones subjetivas. Copiapó. dando como resultado un diagnóstico en el que está muy presente lo que incorporamos en nuestra definición analítica conceptualizada como ahistoricidad en tanto herramienta conceptual o herramienta de pensamiento.13 territorios como mineros. si nosotros hacemos una revisión de todo el contenido escrito en el texto. nos instala una nueva etiqueta. Lo anteriormente expuesto nos lleva a atender que en relación a una serie de factores como podrían ser: el arraigo. una exclusión” (Derrida 2002). una censura. Al respecto no podemos dejar de recordar que desde el momento que “ haya una inscripción hay necesariamente una selección y por tanto una borradura. Nuestra relación con la memoria es accidentada y la identidad puede no darnos luces de los que somos o lo que creemos ser. involucran distintas modalidades de vinculaciones a la territorialidades y la temporalidad lo que nos pone en condición de afinar las herramientas y los procedimientos para abocarnos a las especificidades de dichos procesos en la tarea de la identificación identiaria. Boletín IV Encuentro de Historia Local Pueblo Hundido Frontera Norte de Chile en el siglo XIX . Lo resultante de lo anterior nos habla de las discontinuidades de nuestros procesos culturales. de esta forma nuestra región presenta una diversidad de localidades con variables estructuras económicas y culturales. Lo anterior puede leerse. tenemos texto pero un texto que está compuesto. Como hemos visto en la última parte de nuestro artículo nuestra región posee desde larga data dos configuraciones económicas con derivaciones culturales dominantes a través de su devenir histórico. antes preferimos perfilarnos dentro de su críticos pero de la crítica de la noción de identidad nos ocuparemos en otro trabajo en ésta misma serie. rastrarse en la ciudad. es por eso que la lectura deconstrucitva (Derrida 1967) se nos revela como una metodología de auto interrogación textual. sus notas borran los rastros del relato. constituido de notas independientes. primero el agrícola y luego el minero. es decir: no hay relato. la etiqueta de tierra minera y por consiguiente de una nueva “tradición” o “identidad”4 pero esta se “funda en y a la vez que funda una nueva ruptura” en nuestro territorio y nuestra historia. cada vez que desarrolla nuevos textos. esto siguiendo la crítica a la filosofía de la conciencia de Husserl realizada por Heiddeger y continuada por Derrida y su metafísica de la presencia pero esa discusión muy interesante es tal vez más atingente a un encuentro de epistemología o filosofía. No queremos pasar por apologistas de la identidad. es decir de la cultura producida en nuestro territorio (valle de Copiapó) se ha desarrollado en continuas discontinuidades. Entonces volviendo a la metáfora del cuaderno y el texto. España. Santiago de Chile. “De la gramatologíe”. falta mucho por reflexionar sin embargo esperamos haber al menos. “Antropología e Historia” en “Ensayos de Antropología Social”. una puerta a la crítica cultural de los procesos económicos en el norte de Chile. por el momento actual. Aún este esfuerzo es un matiz de aproximación. 1840-1930”. C. como también en perspectivas contemporáneas como la historia económica y social. abierto un camino de análisis futuro en dicha dirección. 2009. Le Sept Art. Barcelona. 1974. -Iparraguirre. J. -Sayago. G. En la subjetividad colectiva a nivel local. No creemos poder ser concluyentes en este punto. Boletín IV Encuentro de Historia Local Pueblo Hundido Frontera Norte de Chile en el siglo XIX . Literatura y Teoría 1957-2007”. Ardenghi. para comprender alguna situación actual. E. Siglo XXI. -Derrida. así como también en nuestro país en general podemos observar fenómenos en los que se se pueden leer tensiones. Consideramos que la reflexión sobre dicho proceso histórico nos otorga la posibilidad de captar subyacencias que pueden ser leídas la reflexión en la dimensión cultural. E. Al respecto creemos que el fenómeno que hemos denominado como “minerización”. Anagrama. 1973. Paris: Éditions de Minuit”.14 Nuestra ciudad es de alguna forma heredera.. 1977. Bueno Aires: Editorial Francisco de Aguirre -White. H. Al respecto el análisis de los procesos planteados nos sitúa en la posibilidad de preguntarnos por el hoy. 2011. Revista de Antropología Experimental. y que ha sido profusamente investigado ya desde escuelas clásicas decimonónica-liberal-positivista. es decir el proceso de consolidación de una economía minera en la región. “Tiempo y Temporalidad desde la Antropología y la Física”. “Del Auge a la Crisis y la Decadencia: La Minería del Cobre entre 1875 y 1925” en Ortíz L. “Historia de Copiapó”. Paris. Esperamos algunas de estas reflexiones puedan servir como puntos de partida y de contraste en una investigación en curso y con ello depurar las limitaciones del todo tempranas e introductorias que tienen estas líneas y compartir en un futuro próximo nuevos derroteros. 1967. lo que supone una articulación histórica y crítica. debemos preguntarnos sobre cómo ha llegado a ser. nuestro objetivo era más bien abrir una discusión que cerrarla. -Evans-Pritchard. al respecto y como brillantemente nos planteara algunas vez Evans-Pritchard (1974). -Ortega L. Derrida” de Safaa Fathy. 2011. -Evans-Pritchard. Santiago de Chile: UAHC. REFERENCIAS CITADAS -Derrida J. pero que nos abre según estimamos. “La Ficción de la Narrativa: Ensayos sobre Historia. de configuraciones construidas sobre una serie de rupturas de sentido en el territorio y de culturas de tradiciones con particularidades en la (des)inscripción temporal. Godoy M y Venegas H (Editores) “Sociedad y Minería en el Norte Chico. Cap 3 “El Tiempo y el Espacio” en “ Los Nuer”. Buenos Aires: Eterna cadencia Editores. Gloria Films Production. 2002. apenas desarrolladas en este breve artículo. En entrevista para el documental “Da´llieurs. proceso histórico que apenas ha sido interrogado desde otras sensibilidades teóricas y disciplinarias lo que ofrece ciertamente oportunidades. discontinuidades y rupturas entre las formas de intervenir el espacio y de vivir el tiempo. Madrid: España.