'Viento seco', 1953 - Versión para imprimir _ ELESPECTADOR

March 27, 2018 | Author: Oscar Isaza Montoya | Category: Colombia, Politics, Society, Abusive Behaviour, Philosophical Science


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08/01/14'Viento seco', 1953 - Versión para imprimir | ELESPECTADOR.COM Opinión | Sab, 11/23/2013 - 22:00 'Viento seco', 1953 Por: William Ospina | Elespectador.com En las primeras ocho páginas uno ya ha visto el infierno. Y faltan todavía sesenta. Daniel Caicedo publicó la novela Viento seco en 1953, para relatar la masacre de Ceylán, uno de los innumerables horrores ocurridos durante la violencia colombiana de los años cincuenta, precisamente cuando el gobierno conservador de la época cometió el horror de poner a la fuerza pública a perseguir y matar a los liberales. El primer hecho asombroso, que muestra que de todas maneras Colombia tenía una fuerza moral indoblegable, es que alguien haya sido capaz de escribir tan temprano una novela tan notable por sus recursos literarios, y tan valiente por su contenido, para denunciar un hecho inhumano que comprometía a la dirigencia nacional, cuando apenas estaban ocurriendo los hechos. Viento seco no pertenece al canon de la literatura colombiana porque todavía ese canon parece dictado por quienes quieren evitar que el país recuerde su historia y conozca la antigüedad de su tragedia. Se entiende que el país bipartidista que surgió del abrazo de los jefes liberales y los jefes conservadores en 1958 haya procurado silenciar esos hechos. Tal vez pensaron que lo mejor para el país era olvidar lo que había ocurrido en los años previos, que para aclimatar la paz era necesario olvidar las atrocidades que los dos partidos habían cometido. En las primeras páginas de esta novela no sólo se ven los crímenes que obraba la policía. Los campesinos que intentan escapar a la masacre saben que no pueden aparecer en el pueblo con la ropa y el cabello quemados a medias por el incendio, con la hijita casi asfixiada por el humo en los brazos, con el recuerdo de los padres y los peones mutilados y calcinados, porque la calle central de Ceylán está llena de detectives, la oficialidad estatal que apoya y ampara la masacre. Y los lectores vemos, no a unos funcionarios, vemos al Estado, con su www.elespectador.com/print/460174 1/3 y leer Carretera al mar (1954) de Tulio Bayer. bien ayudados por el Estado. y los valientes libros de Arturo Alape. Y el arte está ahí.elespectador. tiene sesenta años. y que. la vigilancia sobre un Estado propenso a la injusticia y poroso para la corrupción. salvarnos de la locura. Esta novela. precisamente porque somos el país de la memoria borrada. que la fuerza del Estado no está para maltratar a los ciudadanos ni para castigarlos www. que ha recibido tantos nombres a lo largo del tiempo. todas las grandes novelas de la violencia colombiana.com/print/460174 2/3 . Y leer todos los libros testimoniales que se han escrito valientemente en las últimas décadas. está cumpliendo sesenta años. Viento seco.Versión para imprimir | ELESPECTADOR. sino para saber a qué atenernos frente a la condición humana. ni para perpetuar resentimientos. Que la única manera de impedir que las atrocidades se repitan. Que por eso el Estado no puede jugar al juego espantoso de seguir favoreciendo intereses privados. para entender que somos humanos. Y la razón principal por la cual conviene leer todo esto. 1953 . es la pérdida de la memoria. y leer Lo que el cielo no perdona (1954) de Fidel Blandón Berrío. desde El día del odio de José Antonio Lizarazo hasta La resignada paz de las astromelias (2002) de Rubén Darío Zapata Yepes. Porque no es solamente la vigilancia de unos partidos. y finalmente lo hicieron con renovada crueldad los paramilitares. más tarde lo hicieron los guerrilleros.08/01/14 'Viento seco'. como decía Schopenhauer. en otra parte lo hicieron después los liberales. apadrinando el horror. de Daniel Caicedo. “nadie puede ser nada peor”. entre tantas cosas para ayudarnos a no perder la memoria y a no extraviarnos en la locura de la indiferencia. los conservadores. sino la vigilancia sobre la condición humana. Lo que hacían en ese momento en Ceylán. ni para buscar culpables. y los incontables libros con que el talento y la conciencia de Colombia han querido vacunarnos contra el horror. Da miedo leer las sesenta páginas siguientes. que. y que el horror se instale como un huésped eterno en una sociedad. ni para cazar brujas. Pero sé que es preciso leerlas. y Cóndores no entierran todos los días (1972) de Gustavo Álvarez Gardeazábal. y Chambú (1948) de Guillermo Edmundo Chaves. que incuba y prepara siempre las masacres por venir.COM aparato de oficinas y de sellos. Veinte años menos de los que está cumpliendo la violencia en Colombia. es dejar que la literatura y el arte cuenten su verdad y ayuden a la comunidad a mantener la vigilancia. de papel membreteado y de cargos públicos pagados con los impuestos de la ciudadanía. empezando por La violencia en Colombia de monseñor Germán Guzmán y Eduardo Umaña Luna. Ahora sabemos más que nunca que esas cosas no se debían ocultar. en el Valle del Cauca. como decía Wells. pero que algún día recibirá su nombre verdadero. del pasado escindido. y Siervo sin tierra (1954) de Eduardo Caballero Calderón. leer los hermosos y poderosos libros de Alfredo Molano. y leer La mala hora de Gabriel García Márquez. el país del silencio obligatorio y de la conciencia trunca. no es para atizar odios. elespectador. 1953 . *William Ospina Dirección web fuente: http://www.08/01/14 'Viento seco'. que sean una respuesta a las necesidades y sean dictadas en defensa de los derechos de las mayorías. Que el Estado está para aplicar y hacer respetar unas leyes nacidas del consenso. or translation without written permission is prohibited.elespectador.com/opinion/viento-seco-1953-columna-460174 COPYRIGHT © 2014 www. Pero debe dar más miedo no leerlas. All rights reserved 2014 EL ESPECTADOR www. así como su traducción a cualquier idioma sin autorización escrita de su titular. Da miedo leer las otras sesenta páginas. que de verdad representen un contrato social.COM por sus opiniones ni para perseguirlos por sus creencias ni para ofenderlos por pensar distinto.com/print/460174 3/3 .elespectador.Versión para imprimir | ELESPECTADOR. Reproduction in whole or in part.com Prohibida su reproducción total o parcial.
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